6 feb 2011

"Río negro", Juan Perro


KEPA ARBIZU



La palabra “mestizaje” es un término que ha entrado en el mundo de la música como un auténtico virus. Casi siempre mal entendido y convertido en un “totum revolutum” consistente en mezclar sin orden ni concierto gotas de las culturas mas dispares e incompatibles.

Eso sí, hay algunos casos en que dicha palabra sí adquiere un verdadero sentido, ya sea por el propio origen del músico de turno o por un proceso de aprendizaje y asimilación. Ejemplos válidos de esto podrían ser Caléxico, Los Lobos, Dr. John o el más cercano Santiago Auserón.

Juan Perro es el pseudónimo que utilizó el que fuera líder del grupo Radio Futura para emprender una carrera con el propósito de aunar, de la mejor manera, la música negra con los ritmos latinos, cosa que le llevó a viajar por Cuba. Viendo el resultado de su último disco “Río negro” parece haber llegado a su destino o por lo menos a un estación del camino esencial.

Con una producción sobria, sin buscar demasiados aditivos al sonido que emana de su banda, el disco fusiona a la perfección ambos conceptos y en cada canción es difícil discernir cuál se impone, porque donde el ritmo de los sonidos norteamericanos parece imponerse es el acompañamiento el que tiene un indudable tono latino y al contrario.

Un aspecto que siempre ha cuidado sobre manera Santiago Auserón, en cualquiera de sus épocas y proyectos, son las letras, y en ese sentido este álbum no es una excepción. A lo largo de los temas nos encontramos con momentos más líricos y más dados a la metáfora por los que transitan personajes solitarios con sus historias mientras que habrá ocasiones en que las ideas se vuelvan más claras y el mensaje más accesible.

La canción “Río negro” nos lleva por un sonido típicamente Nueva Orleans dirigido por el sonido de un órgano vibrante. La reivindicación de la cultura popular que es “Malasaña” se mueve entre el country-rockabilly con algunas derivaciones hacia el son cubano. “Nave estelar” representa la dicotomía entre los avances científicos y la deriva en la que se encuentra el planeta a ritmo de rock and roll fresco y movido.

El jazz, género al que ya se acercó en “Cantares de vela”, interpretado de una manera muy libre y aderezado por todo tipo de ritmos está muy presente a lo largo del todo el disco. Valgan como ejemplo la clásica “Pies en el barro”, la latina “Pájaro de Siracusa” o la cabaretera “Poco talento”.

Santiago Auserón mantiene con este estupendo disco su condición de francotirador ajeno a modas y rebaños, ya sea en la parte industrial , desde hace tiempo maneja todo su trabajo desde su propia oficina al margen de discográficas, hasta lo estrictamente musical donde mantiene el interés por conjugar los sonidos negros con los ritmos latinos y llevándolo a un terreno donde tanto los admiradores de ambos estilos como los del rock en general saldrán más que satisfechos.